En la columna de Literatura de hoy charlamos sobre la más reconocida obra de Lewis Carroll: Alicia en el país de las maravillas, una historia onírica, lisérgica y delirante que apareció en el contexto rígido, totalitario y conservador de la Inglaterra victoriana, en el que imperaba una fe desmedida en la razón y en el progreso. Un día de aburrimiento, Alicia ve un conejo apresurado que vestía un chaleco y llevaba una obsesionada prisa. -Llego tarde! Llego tarde! -Repetía una y otra vez Y es entonces cuando Alicia rompe con la tediosa realidad y decide seguirlo hasta su madriguera, donde termina cayendo hacia un mundo donde vivirá las más disparatadas aventuras que ya son parte del imaginario colectivo universal y han tenido las más diversas interpretaciones. La protagonista se sumerge en un universo de reglas particulares donde los flujos del tiempo y el espacio son inciertos y confusos. Allí vivirá encuentros con extrañas criaturas y tendrá con ellas diálogos tan desopilantes como filosóficos. Se cruzará con la misteriosa oruga, el sombrerero loco, el mágico gato de Cheshire y la necia Reina Roja. Un viaje inolvidable que desintegra el mundo lógico de la razón y nos dibuja otro universo posible donde los sueños se transforman en verdades reveladoras.