Jonatan, así, sin hache, tiene nombre de futbolista. Y de hecho hay un Jonathan, con hache que sí lo es. Ambos llevan el apellido Castillo pero allí se termina el vínculo. Es probable que nunca se vayan a cruzar. Aunque Jonatan, sin hache, se cruza con casi todo cuando sale a la noche con su carro.
El muchacho, a los doce años cartoneaba en el basural de al lado de su casa, en Avellaneda hasta que pudo tener su carro. Por supuesto que no sabía que con él iba a escribir una oración de la historia política argentina. Es aquella que dice: "Los avales del precandidato Juan Grabois llegaron a la sede del justicialismo en un carro conducido por un cartonero".
Por supuesto que, para la historia, será un cartonero sin nombre ya que el hecho de que se llame Jonatan, así sin hache, o que le digan Yoni, con y griega lo rescata la crónica chiquita de esa primer versión de la historia que es el periodismo. Pero, eso sí, ningún politólogo ni sociólogo podrá negar el gesto político de haber utilizado su carro de cartonero para llevar los 32 mil avales para la fórmula que encabeza Grabois, un dirigente que desde hace años milita con los cartoneros y cartoneras.
El propio Yoni es presidente de la Cooperativa Recicladores Unidos de Avellaneda y viene de familia de recicladores. La cooperativa está formada por alrededor de 200 cartoneros y cartoneras que reciclan más de cien toneladas por mes. Así generan valor agregado en el material reciclable para que reingrese a la industria en un modelo de cogestión con la municipalidad de Avellaneda.
Más allá de estos números, como dice Yoni luego de dejar los avales, “después vemos, si ganamos o perdemos, el que pierde acompaña, esto es así”. Hoy, la candidatura fue aceptada formalmente por el PJ y Yoni, con más orgullo que nunca, saldrá a hacer su recorrido de cartoneo con ese carro que fue tocado un instante por la historia.