En las elecciones del día de ayer, el Intendente del partido de Morón, integrante de Juntos por el Cambio, finalmente perdió la gobernación del Municipio luego de una campaña llena de irregularidades. El búnker de Juntos por el Cambio fue un velorio. Poca gente, bastante silencio, y Ramiro Tagliaferro no quiso hablar con nadie. Pese a haber perdido por muy poco porcentaje, su ausencia reveló que la victoria de Lucas Ghi le asestó un golpe demoledor que no pudo asimilar.
Parece que ya no van tan juntos los integrantes de Juntos por el Cambio. Y el Cambio que hicieron ya lo padecimos. Un gobierno de gerentes y empresarios que sólo construyó prosperidad para la banca privada, sin ninguna medida capaz de favorecer a las grandes mayorías. Tenían pensado seguir cuatro años más pero la población se expresó en las urnas para pedir un cambio auténtico, un cambio que alivie y no castigue. El domingo, tras los resultados de las Elecciones Generales se los vio llorando en el búnker, lamentando su derrota política, su temprana partida, su proyecto interrumpido. Así finalizó la revolución de la alegría, el decreto de ser felices. Y sin poder asimilar todavía su fracaso, los pasillos de Cambiemos están alborotados por el descontento y esos dedos acostumbrados a contar plata ahora son utilizados para señalar a los culpables del naufragio. Los cañones apuntan a María Eugenia Vidal, porque la acusan de no haberse puesto la campaña al hombro para achicar la ventaja que el Frente de Todos obtuvo en las PASO realizadas en agosto.
En la columna sobre política nacional que cada semana hacemos con Facu Acuña, hoy hablamos sobre el escenario que se despliega ante la retirada de un gobierno conservador de centro-derecha que aplicó un plan económico devastador para las grandes mayorías, y la llegada de un presidente que arriba a la primera magistratura de la mano de un bloque más popular y progresista. Luego de la derrota de Macri y la consagración de Alberto Fernández como nuevo presidente de la República, la situación que encontrará la nueva gestión es muy compleja. Una economía complicada y el desafío enorme de revertir un escenario de tierra arrasada. Macri reconoció la derrota y se comunicó con el próximo presidente para llevar adelante de manera conjunta un proceso equilibrado de transición democrática.