Como corresponde a los devenidos en feministas y defensores de los problemas de género, Jimena Barón hace su negocio y, cuando sale mal, pone voz de "esto es en serio", y no aprovecha su visibilidad para denunciar las redes de trata que funcionan con la connivencia de la mafia, el poder político y la policía; y termina diciéndole a los que la critiquen, que no la critiquen más. Una diosa.