September 23, 2024 16:07
00:00 / 52:24
4 plays
Entrevista a Silvia Perazzo SUDAFRICA EDITORIAL+++++++++++ En casi todos los programas de esta temporada de “Mundo en clave”, hicimos mención a la gran crisis por la que atraviesa el mundo. Hablamos del envejecimiento del sistema político, describimos el proceso de acumulación financiera de los grandes grupos de inversión, verificamos inequivocamente el empobrecimiento de las grandes mayorías, relatamos preocupados el deterioro ambiental, y concluimos en lugares comunes, tan comunes como que hoy, sólo sobrevivimos y que poder respirar es una dádiva residual de dioses anónimos, invisibles y de escasísima generosidad. Pero la historia es como un voluminoso “manual del usuario” que nadie lee y que todos usan esa cosa sin poner en práctica las recomendaciones del fabricante. Y vaya si son peligrosos los cortocircuitos que se producen por falta de precaución. Cada proceso, cada tiempo, cada pueblo y cada conflicto, genera aprendizajes que son el resultado de actores y escenarios claramente identificables y mensurables. El problema parece residir en el dramaturgo de ocasión. En quien escribe la crónica de la obra en cuestión. Y después de relatar la historia con una dosis importante de cinismo y preguntarnos con gesto preocupado ¿cómo llegamos a esto? la respuesta se torna apenas una mueca vacía. El país que abordaremos hoy, es un caso emblemático porque su historia responde a los mismos conceptos discriminatorios que se pusieron en juego durante la Segunda Guerra Mundial y que mataron a millones de personas… pero que en este caso se convirtió sólo en un juego de blanco y negro… o quizás… todo lo contrario. Vamos a Sudáfrica. Read more
Entrevista a Silvia Perazzo SUDAFRICA EDITORIAL+++++++++++ En casi todos los programas de esta temporada de “Mundo en clave”, hicimos mención a la gran crisis por la que atraviesa el mundo. Hablamos del envejecimiento del sistema político, describimos el proceso de acumulación financiera de los grandes grupos de inversión, verificamos inequivocamente el empobrecimiento de las grandes mayorías, relatamos preocupados el deterioro ambiental, y concluimos en lugares comunes, tan comunes como que hoy, sólo sobrevivimos y que poder respirar es una dádiva residual de dioses anónimos, invisibles y de escasísima generosidad. Pero la historia es como un voluminoso “manual del usuario” que nadie lee y que todos usan esa cosa sin poner en práctica las recomendaciones del fabricante. Y vaya si son peligrosos los cortocircuitos que se producen por falta de precaución. Cada proceso, cada tiempo, cada pueblo y cada conflicto, genera aprendizajes que son el resultado de actores y escenarios claramente identificables y mensurables. El problema parece residir en el dramaturgo de ocasión. En quien escribe la crónica de la obra en cuestión. Y después de relatar la historia con una dosis importante de cinismo y preguntarnos con gesto preocupado ¿cómo llegamos a esto? la respuesta se torna apenas una mueca vacía. El país que abordaremos hoy, es un caso emblemático porque su historia responde a los mismos conceptos discriminatorios que se pusieron en juego durante la Segunda Guerra Mundial y que mataron a millones de personas… pero que en este caso se convirtió sólo en un juego de blanco y negro… o quizás… todo lo contrario. Vamos a Sudáfrica.