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Tema: La guerra entre Ucrania-Rusia Invitado: Walter Formento EDITORIAL++++++++++++++++ Decir que “el mundo está cambiando”, es una verdad de perogrullo que podría cancelar cualquier pretendido análisis de la realidad. Pero también es tan cierto, que la afirmación se legitima por sí sola. Tanto es así que las expresiones del poder real son tan nuevas a la vista de la gente de a pie, que su análisis implica un esfuerzo mayor y más abarcativo para digerirlas. Además, se normalizó el manejo intencionado y sesgado de las comunicaciones, por lo que la información real se vuelve o menos accesible, o menos confiable. En lo cotidiano y para nosotros, aquí el tema central en discusión es la economía y su repercusión en la vida cotidiana, a niveles de subsistencia. Pero en otros puntos lejanos del planeta, además de los cambios de la economía, o por causa de ellos, aún la guerra sigue siendo un escenario ultimativo. Se están desarrollando conflictos bélicos de diferente intensidad con diversos disparadores y en algunos casos con oscuros resultados. La contienda central está hoy, en la guerra Ucrania-Rusia, que en realidad debería decirse la guerra OTAN-Rusia pero que leyendo bien la letra chica es una guerra que resulta de la disputa de un poder hasta hoy hegemónico pero que hace agua frente a otros poderes que pretenden, con lógica compartir el escenario en igualdad de condiciones y sin imposiciones. Es entonces que podemos decir que se están produciendo cambios civilizatorios, cambios trascendentes en las sociedades, tal como las conocemos hoy... y en todos sus ámbitos. En principio, podemos hablar de la política, de la economía, de la comunicación y todo aquello que nos relaciona a los humanos con nosotros mismos y con el entorno. Pero hoy trataremos de hacer un balance de la guerra central.

Tema: Las dos Croreas - Invitado Jorge Kreyness EDITORIAL++++++++++++++++++++++++++ Estos tiempos, que estamos atravesando, resultan confusos, oscuros y muy difíciles de definir o de describir. Si bien, los patrones con los que se miden las diferencias políticas y económicas no han cambiado en esencia, los envases de presentación del poder se muestran renovados y disparan los sentidos de maneras diferentes a las habituales. Y esas nuevas presentaciones que visten a ese poder concentrado, tienen como eje la seducción de las mayorías a través de un ejercicio de marketing engañoso que pretende perpetuar las diferencias en favor de unos pocos logrando el alineamiento de las mayorías sometidas a un permanente bombardeo mediático, algo así como un fascismo comunicacional. Una de las estrategias más usadas por el imperialismo, es la fragmentación de los pueblos. En algunos casos, esa división se expresa de modo profundo dividiendo no sólo a través de diferencias étnicas o religiosas, sino también dividiendo entidades nacionales históricas. Quizás la más emblemática de occidente haya sido la división de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Pero la historia es muy rica en ejemplos de pulverización de entidades políticas. En África, en América Latina y en Asia, continentes que en los últimos 200 o 300 años han sufrido el saqueo de la Europa Blanca y en los últimos 100 años el dominio anglo sajón de los Estados Unidos. Y es tal la importancia de analizar el conjunto de las entidades fragmentadas, que de otro modo, sería mucho más difícil entender la realidad del presente, de este presente que seguirá por un tiempo más, confuso y oscuro, sin dejar de lado el optimismo. Hoy vamos por las dos Coreas.

Entrevista a LEANDRO HAROLD EDITORIAL+++++++++++++ El relato de la historia, es la narración escrita y sacralizada por quienes se adueñaron de las realidades, los bienes y los sueños ajenos. Entonces son descubiertos los que ya existían, la pobreza no es más que la culpa del mismo desposeído y el futuro un destierro permanente. Y así parece que se construye la tan mentada verdad revelada. O como dice el dicho popular “La historia la escriben los vencedores”. Y a pesar de que otras verdades están siendo reveladas y descubiertas en esta áspera modernidad, vale la pena revisar el contenido de la verdades instaladas en la historia. No para revisionarla, sino para no repetirla y devolver el título de propiedad moral y material a sus verdaderos dueños. Los antecedentes de nuestro continente no escapan a la lógica del relato vencedor… vencedor a quien sin escozor podemos calificar de opresor y saqueador. La tarea catequizadora de la gran Metrópolis incluía trocar la “palabra divina” a cambio del recurso que asegurase la continuidad del dominio. Algo así como “te traigo la protección de dios y en pago me llevo tus bienes”. Los espejitos de colores que dejaron en América Latina los conquistadores, nos devuelven imágenes parecidas en toda su extensión. Y si bien hay variados matices en el desarrollo de cada uno de los países saqueados, vaciados y catequizados, algunos lograron diferentes niveles de desarrollo. La Metrópolis cambió de dueños, pero no de actitud, cambió de lengua pero no de mañas. La fuerza bruta siguió siendo la impronta, el sello del dominio. Hoy intentamos poner la mirada en América Central, en Costa Rica, uno de los países con casi nulo desarrollo industrial al igual que sus vecinos.